domingo, 5 de julio de 2009

Sangre

Estoy siendo analizado en un laboratorio.
Mi sangre posee los anticuerpos para todas las enfermedades, y en suma, la genética de las que aun no sucedieron sobre la faz de la tierra y también están en mí.
Soy inmortal.
Un gen de mi sangre no me dejaría morir jamás.
Soy inmortal…es una gran decisión.
Siempre creí que daría la vida por mi hijo y mi familia.
La medicina en estos días permitiría tomar de mi sangre la información necesaria para desarrollar una vacuna que garantice la inmortalidad y la cura de todas las enfermedades presentes y futuras.
Para crearla, yo debo morir.
Decidir no será fácil. Hablaré con mi esposa, mi familia y tomaré una determinación.
Morir para que todos vivan. Rescatar. Evitar al mundo el sufrimiento.
¡No confío en tu Institución!
¡Ni en tu política!
Aborrezco tu naturaleza y mi odio no tiene fin y no voy a permitir que de mi hagas vacunas sin antes labrar una lista de personas con absoluta prioridad para recibirla.
Esa es mi condición.
Me llevaría tres años escribir los nombres de quienes vivirán primero con mi muerte luego de que aceptaran mi contrato.
Mi hijo, mi esposa, mi familia, luego amigos, primos, tíos... Así comenzó la suma que terminó en cuatro mil vidas de nombre y apellido que escribí en mi último ensayo sin borrones, ni tachas, sin arrepentimiento ni juicio ni condición.
No olvidé a nadie, aunque casi todos ellos me olvidaron o no saben quién soy.
Esa fue mi lista, la de la historia que no tuve y jamás escribí.
No dormí las últimas cinco noches.
Fui atropellado inesperadamente, luego muerto y desaparecido el día en que debía entregarla…

Ahora no salvo. Mi lista se borra. Lograron la vacuna. Se vende, se multiplica, se goza.
Hicieron negocios con migo en todo el mundo y no pude apelar.
Vendieron mi vida a todos pero los míos jamás compraron.
Mi sangre es toda la sangre menos la de quienes me amaron.

2 comentarios:

jens peter jensen silva dijo...

es muy interesante, da para mucho. eres inmortal pero decides entre morir o no, tb decidir que todo el mundo sea inmortal (todo el mundo, qué horror, todos los canallas tb. Aquí podríamos cantar el estribillo de Silvio Rodriguez: "iba matando canallas, con su cañón de futuro" canción del elegido). me ha gustado mucho, pero se me rompe al final, si eres inmortal, el que te atropelle un coche no te debería afectar, ¿o es que la inmortalidad solo se refiere a las enfermedades?, con lo cual deberías explicarlo, a no ser que nos quieras dejar la duda. Repito que me ha gustado mucho.
abrazo
peter
P.D.lee mis cuentos en mis otros blogs

.Ezequiel dijo...

Hola Peter, si es cierto tu comentario pero siento que no haria falta explicar los limites de esa inmortalidad. Este cuento no es una idea, pero ahora que me haces pensar en ello me doy cuenta de que el mero echo de la inmoratalidad como opcion deja sin importancia a lo demas. Es valido tomarlo para donde uno quiera y gracias por tus palabras, ahora entro a tu blog a ver los cuentos.